Asturias, tierra de osos y lobos
La Cordillera Cantábrica en general y Asturias en particular son extensiones de gran espectacularidad y naturaleza en las que habitan amplia variedad de fauna salvaje autóctona. Especialmente, en la espesura de los bosques caducifolios, más del 45% del territorio asturiano, donde gran diversidad de mamíferos, aves y peces conforman una naturaleza desbordante de vida vegetal y animal. Pero, sin duda, dos especies caracterizan especialmente el paisaje. No hablar de la presencia de osos en Asturias, especialmente en Los Valles del Oso por el fondo de los cuales discurre la Senda del Oso, la ruta cicloturista más transitada de la región, o no mencionar los lobos en Asturias, sería cerrar los ojos a una parte esencial del paisaje asturiano.
Los osos de Proaza, fieras del pasado
Los osos en Asturias están unidos a su propia historia, desde la muerte de rey Favila, hijo de Don Pelayo, a manos de uno de ellos en el año 739. Entonces eran muy abundantes en toda la región y la caza era una demostración de bravura, extendiéndose la afición durante siglos, hasta dejar la especie en serio peligro de extinción.
El ejemplar asturiano es el oso pardo cantábrico, una de las ocho especies que habitan el planeta. Pueden llegar a medir dos metros de longitud de cabeza a cola, pesando hasta más de 200 kilos. Son capaces de desplazarse a dos patas, formando una estampa formidable. Se alimentan de frutos, brotes y otros tipos de vegetales. Aunque son omnívoros y por tanto también comen carne. No es un animal agresivo por naturaleza, aunque puede resultar peligroso si se siente acosado.
Las medidas de protección han conseguido que el oso vuelva a ser visible en los bosques asturianos y del resto de la cordillera cantábrica, muy especialmente en el centro sur de Asturias y de manera frecuente en Los Valles del Oso y en el entorno de la Senda del Oso; estimándose una colonia superior a 200 individuos, de los que 40 o 50 están en el entorno de la Senda del Oso. Aun así, no es cantidad que asegure supervivencia completa a largo plazo y por eso se confía su existencia a reservas integrales en las cuales la visita está prohibida o restringida, para asegurar un hábitat tranquilo que facilite su reproducción.
Acercar el avistamiento de estos animales al hombre forma parte de iniciativas como la de Fayas Forestal en el entorno de la Senda del Oso, con expertos conocedores del terreno y de la fauna, que te guiarán al núcleo de la vida salvaje. A su vez la Senda del oso es la ruta ideal para recorrer en bicicleta por un paraje único en naturaleza, que una vez fue ferrocarril minero y que discurre por el fondo de los Valles del Oso entre los municipios de Proaza, Teverga, Santo Adriano y Quirós, si bien tiene continuidad hasta la propia capital de Asturias, en Oviedo. Por el camino, un paisaje espectacular entre bosques, cruzando desfiladeros, puentes sobre ríos salvajes y túneles excavados en la montaña. Y osos en libertad, claro, además de los conocidos Paca, Tola, Furaco y Molinera, ejemplares que vivieron situaciones delicadas y fueron rescatados por el hombre, que ahora viven en semilibertad en los cercados próximos a Proaza.
Los mayores depredadores, el lobo asturiano
La historia de los lobos en Asturias es aún más accidentada, condicionada por una ancestral leyenda negra. Su supervivencia entró en mínimos en la década de los 70. La protección de la especie ibérica, los mayores depredadores de la fauna asturiana, con su pelaje pardo-grisáceo y sus poderosos colmillos, ha conseguido una recuperación notable de las manadas. Pero, su existencia siempre es controvertida, porque la ganadería extensiva de la zona supone un blanco fácil para sus correrías y causan estragos en los rebaños.
En definitiva, una situación paradójica, un equilibrio inestable y lleno de incertidumbre sobre el futuro de los lobos en Asturias. Y más aún, las probabilidades de conservar para nuestras próximas generaciones los osos en Asturias; aunque éstos al menos son objeto de iniciativas de concienciación y apoyo, por medio de proyectos viables como la Senda del Oso. Resultaría muy difícil de explicar cómo Asturias, con una naturaleza tan desbordante y siendo desde tiempos inmemoriales tierra de osos y lobos, ahora careciera de ellos.