Avistamiento de Osos en Asturias, lobos salvajes y mucha más naturaleza en estado puro

Avistamiento de Osos en Asturias, lobos salvajes y mucha más naturaleza en estado puro

 

Avistar lobos salvajes y osos en libertad en la Península Ibérica es un lujo del que pocas personas pueden presumir. Son tan escasos que todavía están consideradas como especies en peligro de extinción y, los que quedan, viven y cazan en la profundidad de los bosques situados en las montañas más escarpadas del Norte de España, especialmente en la zona Centro-Sur de Asturias y con más abundancia en las montañas de Somiedo y en Los Valles del Oso. Sobre todo en el entorno de la Senda del Oso y especialmente en Proaza.

 

Avistar osos, lobos y demás fauna salvaje con guías profesionales, dotados de los medios apropiados.

 

Sin el acompañamiento de guías experimentados y cualificados que posean conocimientos específicos sobre el comportamiento de los osos y los lobos y, sobre todo, del territorio en el que se mueven, es prácticamente imposible localizarlos. Pero, además, aventurarse en los bosques del entorno de la Senda del Oso sin ellos, igualmente es una irresponsabilidad por cuanto se trata de especies salvajes, que cuando van acompañadas de sus crías pueden tener comportamientos agresivos al interpretar la presencia humana como una amenaza, sin olvidar que en el caso del oso pardo cantábrico se trata del depredador de más envergadura de la península ibérica. También hay que decir que, en todo caso, está prohibida por ley la perturbación de su hábitat.

 

¿Cuál es el mejor momento del año para avistar osos y lobos?

 

Cualquier época del año puede ser apropiada en el entorno de la Senda del Oso, aunque en función de la estación de que se trate, varían los comportamientos de toda la fauna salvaje y especialmente en el caso de osos y lobos.

El invierno, que en principio pudiera parecer poco apropiado para el avistamiento de osos salvajes, no lo es tanto, porque las temperaturas suaves, la ausencia de nieve y la abundancia de comida; especialmente castaña, avellana, nueces, manzanas y bellotas, que se conservan entre la hierba fresca hasta la entrada del verano, además de la abundancia de carroña de animales domésticos (potros, terneros, cabras, etc.) y salvajes (venados, jabalíes, corzos, etc.) que abandonan los lobos después de su caza diaria, les permite pasar el invierno sin necesidad de hibernación, a excepción de las hembras preñadas, que hasta el mes de marzo no empiezan a salir de las oseras con los oseznos recién nacidos.

A partir de éste momento resulta relativamente sencillo observar a las osas paridas, acompañadas de su prole jugando y tomando el sol en el entorno de las oseras, lugares que Fayas Forestal tiene localizados para permitir el avistamiento de sus clientes y, hasta inmortalizados, en su inmensa mayoría, con grabaciones y fotografías tomadas siempre a distancia, generalmente desde la ladera de enfrente por medio de cámaras, prismáticos y telescopios terrestres de primer nivel (Swarovski).
Durante el resto del año, primavera, verano y otoño, hay que buscarlos al amanecer y al atardecer, en el entorno de los frutales situados en fincas cercanas a los pueblos, en las carroñas abandonadas por los lobos o en los bosques de castaños, avellanos, nogales o madroños, todos ellos muy abundantes en Proaza o en el entorno de la Senda del Oso y, que forman parte de la dieta preferida de los osos salvajes.

Respecto a la mejor época para avistar lobos salvajes, podemos decir lo mismo que en el caso de los osos en Asturias, por lo menos en Proaza y en el entorno de la Senda del Oso. Éstos cánidos, desde luego el animal más astuto y experto estratega del monte, si bien son escasos en algunos lugares, abundan en Los Valles del Oso y especialmente en Proaza y el entorno de la Senda del Oso, lo cual no significa que sea fácil localizarlos o avistarlos. Su desconfianza hacia quien fue a lo largo de la historia, su enemigo ancestral, lo hace extremadamente huidizo y, sin el conocimiento de los expertos de Fayas Forestal y de los medios visuales y de transporte que utilizan, avistarlos o escuchar sus estremecedores aullidos resulta misión casi imposible. Y no importa especialmente la época, ellos habitan de manera permanente en los montes de Proaza y los bosques del entorno de la Senda del Oso, cazando a diario y recorriendo importantes distancias en sus correrías nocturnas. Por ello, resulta imprescindible localizar los restos de sus festines, excrementos frescos y disponer de la información actualizada que nos facilitan los ganaderos de la zona, que sufren las consecuencias de sus cacerías.